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La combustión


Aún con un carbón vegetal de buena calidad su quema deberá ser eficiente para obtener sur mejores resultados. Este es especialmente válido en el uso doméstico, donde se quema la mayor cantidad de carbón vegetal. Los hornos industriales para quemar el Carbón vegetal, tales como los altos hornos, cúpulas, hornos de precipitación etc., son por lo general diseñados y hechos funcionar con eficiencia; no serán discutidos aquí. El empleo principal del carbón vegetal, en los hogares del mundo en vía de desarrollo, es para calentar agua, sea para cocinar la comida, sea para tener agua caliente para lavado etc. Algunas comidas se cocinan directamente sobre el fuego sin sumergir en el agua, como para tostar el maíz o asar la carne. Un método de cocido sería 100%. eficiente si todo el calor, liberado al quemar el combustible, fuese tomado por el alimento que se cocina., lo que está lejos de suceder en la práctica. Un resultado típico, para equipos bien diseñados y hechos funcionar bien, es el de una eficiencia de alrededor del 30%, significando que el 70% del calor se pierde inútilmente. En un clima frío, puede capturarse parte de este calor desperdiciado y usarse para calentar el ambiente del cuarto, cumpliendo por lo tanto una función útil que hace aumentar la eficiencia global.

Teóricamente, es posible aumentar la eficiencia de la transferencia de calor, desde el carbón que arde al alimento, aumentando el costo y las complicaciones de la cocina, pero raramente resulta práctico. Quienes pudieran haberse permitido esta complicación no estarían generalmente quemando carbón vegetal sino algún otro combustible de mayor prestigio social o conveniencia. Es necesario llegar a un compromiso para obtener la mejor eficiencia posible, en concordancia con instalaciones de cocina sencillas y de bajo costo que puedan ser usadas por la mayor parte de los usuarios de carbón vegetal. El carbón vegetal, contrariamente a la leña, transfiere una buena cantidad de su calor a las vasijas de cocina,, por radiación desde la cama combustible ardiente. Con la leña ardiente, donde gases calientes son producidos por altas llamas perezosas, la transferencia de una buena cantidad de calor a las vasijas de cocina deberá ser por convección. Para la transferencia del calor por convención, los gases calientes deben tocar materialmente el recipiente, mientras que el calor radiante se transfiere por radiación infrarroja, emitida directamente por la cama ardiente y absorvida por la superficie de la vasija u otro objeto. Por lo tanto, la vasija debe estar en condiciones de ''ver" el lecho ardiente para poder recoger y absorber la energía calorífica radiante. La superficie de la vasija juega un papel muy importante, y debe preferentemente ser negra mate, y la vasija misma debe ser también una buena conductora. El aluminio delgado ennegrecido por el fuego es probablemente ideal. Posiblemente lo peor es la cerámica gruesa de baja densidad. Las ollas ennegrecidas por el fuego no deberían ser limpiadas por afuera, eliminando sin embargo las capas de hollín suelto y de alquitrán blando.

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